ICBF combate la desnutrición infantil en Urabá
Con las 300 familias ya asistidas, este esfuerzo conjunto en el Occidente y Urabá está sentando las bases de una región más equitativa y fuerte.

En un acto de profundo servicio y amor por la vida, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) reporta el éxito de los primeros tres meses de operación del programa Servicio Integrado de Atención y Prevención de la Desnutrición (SIAPD). Hoy, la implementación es
una realidad que se mueve en el territorio, con un equipo de profesionales — nutricionistas, enfermeros, trabajadores sociales y gestores— que ya están brindando apoyo vital a las 300 familias priorizadas en once municipios del Occidente y Urabá Antioqueño.
El programa está dirigido a dos grupos poblacionales principales en situación de vulnerabilidad o riesgo nutricional:
1. Niños Menores de 5 años: Especialmente aquellos que presentan diagnóstico de desnutrición o que se encuentran en riesgo de padecerla.
2. Mujeres Gestantes o Lactantes: Aquellas que presentan bajo peso o malnutrición, reconociendo que la nutrición materna es fundamental para el desarrollo del bebé.
El servicio no solo se limita a la entrega de alimentos, sino que incluye un componente integral de acompañamiento técnico, seguimiento nutricional y educación a las familias.
Dado que muchas de estas familias priorizadas en estos municipios enfrentan una situación de vulnerabilidad histórica y social, marcada por la dispersión geográfica y el acceso limitado a servicios básicos, el programa ofrece un valor transformador: las Raciones para Preparar en el Hogar (RFPP) que no solo suplen déficits nutricionales inmediatos, sino que, a través de la educación y el acompañamiento técnico continuo, rompen el ciclo de la malnutrición, que los niños desarrollen todo su potencial. Este esfuerzo es un pilar de la justicia social.

La fuerza motora detrás de esta operación es la Líder del programa, Caterine Quiroz, Gerente del Hospital de Dabeiba. Ella subraya el componente humano: «Esto va mucho más allá de la logística y de los números; esto es un acto de amor y de profunda sensibilidad humana. Cuando vemos los ojos de una madre gestante o de un niño pequeño que por fin recibe el alimento y la educación que necesita, entendemos que estamos invirtiendo con el corazón en el destino de toda una generación.
Nuestro equipo —nuestras enfermeras, nutricionistas, gestores— están poniendo el alma en cada entrega. Para nosotros, l es el reporte, sino saber que estamos tocando y nutriena mayor recompensa nodo vidas, y sembrando la esperanza para que estos niños puedan soñar y crecer fuertes. Es una bendición ser el puente de esta ayuda vital.»
El 2025 se cierra con el logro fundamental de haber priorizado e identificado a la totalidad de las 300 familias beneficiarias, las cuales están ya en atención activa y vigilancia, con los equipos multidisciplinarios establecidos en cada municipio.



