Opinión

Cesar Gaviria dirige borregos

Donde a personajes insulsos como Efraín Cepeda le terminan poniendo alfombra roja para que llegue asumiendo como uno de los lideres del promiscuo poliamor ideológico.

Luis Alfonso Ossa B./Opinión/El Pregonero del Darién

«En la casa de César Gaviria se está gestando la receta de la oposición para las elecciones de 2026. Líderes del Liberal, Conservador, La U y Cambio Radical han sostenido reuniones para construir una gran consulta presidencial, donde participen tanto candidatos de partido como independientes que recojan firmas. Aunque ya existen acuerdos sobre los mecanismos y los nombres, el pacto sigue bajo reserva para no romper el hermetismo antes de su lanzamiento oficial.» La Silla Vacía

Vaya vergüenza la que deberían sentir los liberales  por estar permitiendo que ese expresidente  que funge  de jefe del partido desde hace varios años, honor ganado más por efecto de sus trapisondas y mucha otra parte  debida a  la claudicación de la posición crítica que le era  inherente en el pasado a la condición liberal de los parlamentarios, quienes desvergonzadamente han claudicado por una  defensa impúdica del statu quo que les garantiza una cómoda zona de confort muy bien remunerada, terminando así por asentir  con todo lo que  Cesar Gaviria dice, incluyendo ahora  lo que implica   esa estrafalaria propuesta del poliamor  que el decadente Cesar Gaviria hoy en día trata de venderle a su partido a expensas de una total renuncia a los últimos reductos críticos que le quedaban  al liberalismo, pero lo que es peor aún terminando así también por  deponer cualquier visión progresista de la realidad nacional en aras de sacar adelante  esa mescolanza promiscua del poliamor, donde  a  personajes insulsos como  Efraín  Cepeda le terminan poniendo  alfombra roja para que llegue asumiendo como uno de los lideres del promiscuo poliamor ideológico  que hoy nace a la sombra de un liberalismo decadente, que por mantener el poder político de los hijos del expresidente guaquero, como lo calificó en su momento la Bruja Senadora Regina 11, está terminando  su vida política  entregándole los reductos de progresismo, que por  su culpa cada vez son menos, a una montonera de decadentes políticos que terminarán unidos en una  gavilla  promiscua que han llamado poliamor, solo preservar en la medida de la unidad, los privilegios que se les han ido perdiendo por la acción  transformadora del Gobierno del Cambio.

Todavía resuenan los estridentes  gritos de Cesar Gaviria en la plaza pública increpándole a Álvaro Uribe  que era un paramilitar y un narcotraficante,  para que  ahora  y sin vergüenza porque se lo recuerden y  sin pudor alguno, termine reuniéndose con el  que  hoy a su vez también es ya un convicto para invitarlo a que lleve  al Centro Democrático a la cama común que  el poliamor usará en adelante  en sus sucesivas  orgias ideológicas tendientes a convertirse así en la nueva oposición del Pacto Histórico en los años por venir.

Termino Cesar Gaviria llevando al liberalismo como una manada de borregos por el mismo camino por el que el Partido Conservador deambula huérfano de burocracia y de contratos, que es lo único que les importa desde hace ya muchos años, medrando las migajas de ese poder que los gobernantes de turno le permiten a cambio de sus votos en el parlamento.

Wilmar Jaramillo Velásquez

Comunicador Social Periodista. Con más de treinta años de experiencia en medios de comunicación, 25 de ellos en la región de Urabá. Egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano

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