Derechos Humanos

Un hogar que se adapta para cuidar mejor

Carlos Andrés se cayó por el tipo de baldosa que se tenía, lo que confirmó que ese espacio no era seguro para él. Desde entonces, bañarlo dentro de la casa dejó de ser una opción.

(Foto portada/ Maricela y su hijo Carlo Andrés)

En la casa de Maricela, cada movimiento cuenta. Allí viven cuatro personas: su esposo, Tomás Ibargüen; su hija Valeria; y Carlos Andrés, su hijo, quien tiene una discapacidad cognitiva asociada al trastorno del espectro autista, dificultades en el desarrollo del lenguaje y episodios de epilepsia. La vida cotidiana en este hogar ha estado marcada por el cuidado permanente y por la necesidad de adaptar cada espacio a las condiciones de Carlos Andrés.

Durante años, el baño fue uno de los mayores retos. Era pequeño, con una baldosa deslizante y sin las condiciones necesarias para atender a un adulto con movilidad constante y dificultad para permanecer quieto. Bañarlo allí resultaba casi imposible. La alternativa fue el patio, un espacio que se usaba para todo: el aseo, el lavado y las tareas del día a día, en medio del agua acumulada y el desorden propio de un lugar que no estaba pensado para cumplir tantas funciones.

“El baño era muy reducido, no cabíamos”, recuerda Maricela. La situación no solo dificultaba el cuidado de su hijo, sino que representaba un riesgo para ambos. En una ocasión, Carlos Andrés se cayó por el tipo de baldosa que se tenía, lo que confirmó que ese espacio no era seguro para él. Desde entonces, bañarlo dentro de la casa dejó de ser una opción.

La llegada del proyecto Mejoramientos sin barreras transformó por completo esa realidad. El baño fue ampliado y adecuado para responder a las necesidades de la familia. Se instaló una baldosa antideslizante, se eliminó cualquier desnivel y se incorporó una teleducha, una herramienta que hoy resulta clave para el cuidado de Carlos Andrés. “Él se mueve mucho, hay que seguirlo para bañarlo, y la teleducha nos permite dirigir el agua hasta donde él esté”, explica Maricela.

El nuevo espacio es amplio, accesible y sin obstáculos. Carlos Andrés puede desplazarse con mayor facilidad y seguridad, y la familia puede acompañarlo sin limitaciones. El baño dejó de ser un lugar restrictivo para convertirse en un entorno funcional, pensado desde la accesibilidad real. “No hay barreras, como lo dice el programa”, señala Maricela, convencida de que el diseño marcó la diferencia.

El impacto del mejoramiento no se quedó solo en el baño. El patio fue organizado y nivelado, y se adecuó un lavadero con las conexiones necesarias, lo que alivió significativamente las tareas domésticas. Antes, lavar ropa implicaba cargar baldes y un esfuerzo físico constante. Hoy, el proceso es más sencillo y menos agotador. “Todo se hace más fácil, ahora todos queremos lavar”, dice entre risas.

La intervención también permitió reorganizar los espacios internos de la vivienda. La sala quedó más amplia y funcional, facilitando el desplazamiento de Carlos Andrés dentro de la casa. Incluso, ahora puede ir solo al baño, abrir la puerta y usarlo con mayor autonomía, mientras su madre permanece atenta desde otros espacios del hogar, algo que antes era impensable.

Estos mejoramientos se realizaron en el marco del proyecto Mejoramientos sin barreras, financiado por el Ayuntamiento de San Fernando y ejecutado por la Fundación Forjando Futuros, con el apoyo de la Asamblea de Cooperación por la Paz.

Para Maricela y su familia, la transformación fue profunda. “Ha cambiado nuestras vidas”, afirma sin dudar. El nuevo baño no solo facilita el cuidado de Carlos Andrés, sino que le dio otra cara a la casa. Hoy, quienes la visitan se sorprenden con el cambio y reconocen el impacto del mejoramiento en la vida diaria de la familia.

Maricela sueña con seguir adecuando su hogar, con organizarlo poco a poco y continuar mejorándolo. Pero reconoce que este paso fue fundamental. “Ese baño ha sido una bendición”, dice. Y no se refiere solo a lo estético, sino a lo que representa: menos riesgos, más autonomía y un hogar que, por fin, se adapta a quienes lo habitan.

Porque cuando la vivienda se piensa desde la accesibilidad, no solo se mejora una infraestructura. Se fortalece el cuidado, se dignifica la vida cotidiana y se abre espacio para que las familias puedan vivir con mayor tranquilidad.

Wilmar Jaramillo Velásquez

Comunicador Social Periodista. Con más de treinta años de experiencia en medios de comunicación, 25 de ellos en la región de Urabá. Egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano

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