La intervención que transformó la vida de un Ángel en Urabá
“Nos enseñaron cómo tratar mejor a las personas con discapacidad, que ellos también sienten, también entienden”, explica.

(Foto principal/Brenda Barrera Vertel -Beneficiaria
Mejoramiento Sin Barreras/En el barrio Obrero de Apartadó, en pleno corazón del Urabá antioqueño, Brenda Barrera Vertel vive junto a su hijo Ángel de Jesús, un niño de cuatro años diagnosticado con parálisis cerebral infantil espástica y epilepsia. Su vida transcurre entre rutinas de cuidado permanente, tratamientos y esfuerzos físicos. “Yo estoy con mi niño 24/7”, explica con claridad: “Él no tiene movilidad, depende totalmente de mí”.
Durante años, el baño de su vivienda fue un obstáculo diario. “Yo misma lo había hecho porque no teníamos cómo. Las paredes estaban dobladas, la taza era muy antigua y no teníamos lavadero”, recuerda. “Para bañarlo me tocaba hacer mucha fuerza y me afectaba bastante la columna”.
La posibilidad de mejorar su vivienda llegó gracias a una visita inesperada.
Doña Aleyda llegó a nuestra casa y vio mi situación con el niño. También vio cómo estaba el baño”, cuenta. Fue ella quien la incluyó en una lista de espera, con la esperanza de que algún día una organización pudiera apoyarles.
Ese apoyo llegó a través del programa Mejoramiento Sin Barreras, ejecutado en la región por la Fundación Forjando Futuros y la Asamblea de Cooperación por la Paz (ACPP), con financiación del Ayuntamiento de Cádiz, España. Para Brenda, fue un giro crucial en su vida cotidiana: “Gracias a ellos conseguimos este beneficio. Fue una bendición”.
La reforma transformó por completo el espacio. “El baño nuevo es espectacular. Está enchapado, tiene su baldosa, su ducha, todo está muy bonito”, cuenta con alivio. El cambio impactó directamente su salud y la seguridad de Ángel: “Ahora es más amplio y más cómodo. No me voy a maltratar tanto la columna, y mi niño está súper contento. Cuando se lo mostré, estaba encantado”.
Además del baño, Brenda recibió un lavadero que antes no tenía. “Ese lavadero fue un regalo que no esperaba. Lavaba hasta los platos en el baño. Ahora todo es diferente”.
Pero la intervención no se limitó a la infraestructura. En el marco del proyecto, también se desarrollaron capacitaciones para las familias cuidadoras, que para Brenda fueron fundamentales.

alivio físico y un hogar más digno.
“Nos enseñaron cómo tratar mejor a las personas con discapacidad, que ellos también sienten, también entienden”, explica. Su familia también participó: “Antes veían mi vida como algo normal, pero en esas capacitaciones tomaron conciencia”.
Para Brenda, el proyecto dejó aprendizajes, alivio físico y un hogar más digno. “Agradezco al Ayuntamiento de Cádiz, a la Asamblea de Cooperación por la Paz y a Forjando Futuros”, dice con convicción. “Esta ayuda nos cambió la vida. Estamos muy contentos y agradecidos”.
En su casa del barrio Obrero, el baño ya no es una carga sino una puerta abierta a una vida más amable para ella y para Ángel.






