Opinión

Lamentable pero aleccionador

“El arma histórica más importante que han tenido los imperialistas contra los pueblos de Africa y en todas partes del mundo ha sido la división”

Juan Hernández Machado/Opinión/ El Pregonero del Darién

Noviembre ha sido un mes en el que acontecimientos importantes han dominado el espectro informativo mundial: Ucrania y la posibilidad de un acuerdo de paz entre las partes contendientes; la militarización del Caribe por parte del gobierno de Estados Unidos y las reales amenazas de agresión a Venezuela; la desesperada situación de Gaza a pesar del tan cacareado alto al fuego, sucesivamente violado a conveniencia por el gobierno de Israel.

Sin embargo, en nuestra área geográfica se produjo un acontecimiento que merece nuestra atención por las enseñanzas que nos deja.

El pasado 8 de noviembre, Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano, asumió la presidencia de Bolivia luego de su victoria en el balotaje efectuado en ese país el 19 de octubre pasado.

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Ese día se puso fin a dos décadas de gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS), representado primero por Evo Morales y luego por Luís Arce Catacora. Como ya se ha venido apreciando en estos pocos días del nuevo gobierno, eso implica un retroceso en las importantes reformas sociales y políticas que se habían producido en esas dos décadas y que transformaron para bien la vida del boliviano común. También tiene un efecto significativo en la posición de ese país como actor principal dentro de ALBA- TCP y la CELAC, organizaciones creadas para beneficiar a los pueblos de Nuestra América.

Podemos preguntarnos, ¿Triunfo estadounidense?

Sin duda alguna. Antes de las propias elecciones finales ya se estaban liberando a los implicados en el golpe de estado contra Evo Morales y, por las declaraciones del nuevo presidente, quedó claro que se fortalecerá el capitalismo y las relaciones con Washington, posiciones estas que en el pasado nada bueno representaron para el boliviano de a pie.

Lo que también queda claro en este caso es que la estrategia de la Casa Blanca fue prácticamente no hacer ruido que pudiera provocar condenas en su contra y dejar que las contradicciones entre la izquierda continuaran- sin duda buscando la forma de acrecentarlas- facilitando así “que se mataran ellos solos”.

Nadie puede negar que la Bolivia que fue a las elecciones presidenciales tiene problemas económicos importantes, que se habían producido hechos de corrupción denunciados en diferentes momentos y que hasta una parte de las masas indígenas y desposeídas estaban descontentas con la gestión gubernamental.

Pero el daño mayor fue la desunión y el abierto antagonismo entre sectores de la izquierda y del progresismo.

No importaron los llamados a la cordura y el consejo de buenos amigos de Bolivia para que los progresistas cerraran filas y los representantes del pueblo y el progreso pudieran ir al proceso electoral como una sola fuerza, unida, poderosa, capaz de derrotar a quienes, al final, quedaron ganadores debido a su división. Eso no ocurrió.

Ya en años anteriores fuimos testigos de casos similares en Ecuador y en Argentina y ahora el mundo ve con pesar el sufrimiento de ambos pueblos y como sus respectivos gobiernos son fuertes aliados del Tío Sam en su empeño por recuperar el territorio perdido en lo que considera su traspatio: Nuestra América.

No por gusto, los presidentes de esos dos países estuvieron entre los cinco que participaron en la toma de posesión presidencial boliviana y el argentino Javier Milei fue el primero en felicitar a Paz después de su elección en octubre pasado.

Se ha visto ya que ministerios que fueron importantes para el pueblo boliviano dejaron de existir, que se permitirá a la DEA estadounidense regresar con fuerza al país andino, que hay un fuerte cuestionamiento a los contratos firmados con China y con Rusia para la explotación del litio boliviano; queda claro que no hay interés en el nuevo gobierno por mantener relaciones con Venezuela, Cuba y Nicaragua debido a las posiciones de izquierda de estos países, así como que habrá cambios sustanciales en la participación de Bolivia en CELAC, Mercosur y en su acercamiento al grupo BRICS.

El principal desafío para las fuerzas progresistas de Bolivia es enfrentar la ofensiva capitalista y reaccionaria que se comienza a ejecutar, con sabiduría, con inteligencia, con una estrecha vinculación con las grandes masas para, aprovechando el marco democrático existente en el país, prepararse para las futuras etapas dentro del mismo.

A nosotros no nos corresponde analizar al detalle qué falló en Bolivia que propició el triunfo de la derecha. Ni tampoco las responsabilidades individuales que tuvieron tal o pascual dirigente. Eso le corresponde al pueblo boliviano, a sus organizaciones progresistas y, especialmente, a los dirigentes de las mismas.

Desde hace mucho se dice que los hombres no se miden por las veces que se caen, sino por las veces que se levantan. Es el momento de aceptar los errores cometidos, de levantarse y de trabajar para recuperar lo perdido, pero con mayor calidad, transparencia y beneficio para el pueblo.

Lo que sí podemos decir, sin duda alguna, es que para lograr cualquier cosa que se propongan es imprescindible la unidad de todas estas fuerzas. Algunos han dicho repetidamente que el Comandante en Jefe Fidel Castro ha sido un maestro para ellos y que han aprendido mucho con sus enseñanzas, pero parecen haber olvidado que el Comandante habló bastante, en más o menos detalles, con más o menos profundidad, según fuera el escenario, sobre la importancia de la unidad.

Por ello, queremos recordarles algo de lo que él dijo al respecto en el acto inaugural de la Conferencia Internacional de Solidaridad con la lucha de los pueblos africanos y árabes, el 14 de septiembre de 1978:

«El arma histórica más importante que han tenido los imperialistas contra los pueblos de Africa y en todas partes del mundo ha sido la división. División entre países, división entre etnias, división entre fuerzas revolucionarias. Si algo quisiéramos subrayar en estas breves palabras, es que la unidad debe ser la divisa permanente de todos los que nos oponemos al sistema de dominación que el imperialismo pretende conservar».

Confiamos en el hermano pueblo boliviano y estamos seguros que más temprano que tarde se reorganizará como debe y en buena lid, como ha hecho en el pasado, volverá a demostrar que es capaz de asumir las riendas de su destino nuevamente. Esta fue una experiencia lamentable pero aleccionadora.

*Miembro de la Unión de Escritores y Artistas y de la Unión de Historiadores de Cuba.

Noviembre 2025.

Wilmar Jaramillo Velásquez

Comunicador Social Periodista. Con más de treinta años de experiencia en medios de comunicación, 25 de ellos en la región de Urabá. Egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano

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