Unidad de Análisis- EL PREGONERO DEL DARIÉN
El corregimiento El Silencio en el municipio de Carepa, dista del perímetro urbano, unos 20 minutos en carro, por una carretera destapada, plana; es vecino de grandes extensiones de banano, la gran riqueza pasa por las orillitas, pero allí, en la zona urbana de la vereda El Encanto, habitan 863 familias, que representan unas 1600 personas, todas dedicadas a las labores del campo, obreros bananeros o pequeños parceleros.
Disculparán los lectores, pero ver correr la mierda por las calles, los patios y por enfrente de las casas, ver caminar a mujeres y niños por sobre la física mierda, produce rabia e impotencia y no encontramos otra palabra en nuestra lexicografía para maquillar, para adornar con vocablos más apropiados esta cruda realidad.
Los siguientes cuadros registran el avance de la obra al día de hoy, tres años después de iniciados los trabajos:
Desde tiempos memorables el gran problema de esta comunidad, ha sido la falta de saneamiento básico, agua potable y alcantarillado, se han surtido de agua extraída de pozos subterráneos, de aguas lluvias en invierno y en los azotes del verano, algunos alcaldes les llevan carrotanques.
Por eso, cuando el Departamento para la Prosperidad los caracterizó para incluirlos en un proyecto de acueducto y alcantarillado, la felicidad no pudo ser mejor, la noticia se esparció rápidamente por todo el sector, líderes comunales, parceleros, educadores, celebraban por anticipado la mano que les tendía el gobierno nacional, sin imaginar que dicha noticia rápidamente se convertiría en pesadilla, al extremo que hoy dicen que estaban mucho mejor antes de la intervención del gobierno.
“Al menos teníamos agua de los pozos, las vías transitables, yo vendía pan, galletas, panochas, tortas y churros y hoy no tenemos ni por donde caminar” dice Argénida del Carmen Ramos, una de las peores damnificadas con el proyecto. Su casa está justamente a un lado donde se construye el tanque elevado de agua y su patio y el frente de su vivienda rebosan de aguas servidas, debiendo habitar bajo olores nauseabundos con su familia, en medio de un desespero que la tiene al borde de la locura.
Incumplimientos de los contratistas, del gobierno nacional, departamental y local, convirtieron rápidamente la obra en un monumento más a la desidia estatal, al desgreño administrativo, a la forma como se dilapidan los dineros públicos y como se burlan de las necesidades de las comunidades más necesitadas, justamente en los sitios más apartados, donde poco a nada funcionan los medios de comunicación, las veedurías ciudadanas o las redes sociales.
La Personería
Los primeros en encender las alarmas sobre estos hechos fueron, el personero municipal de Carepa, abogado Arlinton Cuesta Mosquera y la entonces presidenta de la Junta de Acción Comunal de la Vereda, Luz María Palmera Martínez.
Sobre este particular el Ministerio Público dijo:
“Desde que asumí el cargo en el año 2018 ha sido una lucha ardua para que los derechos de estas personas no sean vulnerados. Segundo, a raíz de esto se tomaron unas acciones, como fue, primero interponer la queja ante los organismos de Control, Procuraduría General de la Nación y Contraloría Departamental. Tercero, eso trajo como consecuencia, que se le impusiera una multa al contratista y que se modificara el contrato con otro contratista. Viajé hasta el DPS para que esta entidad interviniera y tomara las acciones frente a esta problemática. A grandes rasgos esto es lo que se ha hecho, la última actuación por parte de la Personería Municipal, fue realizar visita especial comisionada por la Procuraduría, con el objetivo de evidenciar en qué condiciones se encontraba la obra”, dijo el representante del Ministerio Público en Carepa, Arlinton Cuesta Mosquera, sobre esta situación.
Líder comunal
En este interminable viacrucis, la entonces presidenta de la Junta de Acción Comunal, Luz María Palmera Martínez, se dirigió a la Personería Municipal el día 22 de abril del 2019 para denunciar el abandono de la obra, los perjuicios sufridos en las vías públicas; que paran la obra por falta de materiales, que a los obreros no les pagan puntual, que el contrato ha sufrido cuatro prórrogas y que estaba previsto para finalizarlo en siete meses.
La dirigente comunal se quejó de la falta de atención en la Gobernación de Antioquia y la alcaldía de Carepa, donde pidieron visitas periódicas para vigilar los avances de la obra, pero que sus llamados no fueron escuchados. Su queja reposa en la Procuraduría Regional de Medellín.
Interviene el DPS
El dos de septiembre de 2019, el Departamento Para la Prosperidad Social le respondió al personero de Carepa, que les preocupaba que el contratista que venía realizando el trabajo y comprometido en terminarlo no continuara y reconocen dificultades de parte de ellos, de la gobernación y del mismo contratista y proponen que continúe dicho contratista, pese a que en el mismo documento reconocen que suspendida la obra, este siguió trabajando de manera unilateral, sin revisión de la interventoría, que desconoce las buenas prácticas de la ingeniería y que emplea materiales con características no adecuadas.
EL DPS, advierte que es la negligencia del contratista la que ha ocasionado el deterioro de las vías, el desbordamiento de las aguas residuales, lo que causaría problemas de salubridad pública y ha originado problemas de orden público con el bloqueo de vías y protestas de la comunidad. También anuncian que el contratista ha pedido la cesión del contrato por imposibilidad de ejecutarlo.
La Contraloría
El 29 de mayo del año en curso en su intervención, la Contraloría de Antioquia, explica la importancia de una visita técnica al lugar, pero que esto se haría cuando el gobierno nacional autorice los vuelos, suspendidos por efectos de la pandemia. El ente de control revela que el contrato está en manos de la empresa Insoam SAS y el Departamento de Antioquia, por valor de 3.859 millones de pesos, para la construcción del Plan de Maestro de Acueducto y alcantarillado de la vereda El Encanto, con recursos del Departamento para la Prosperidad.
Ahora los burócratas de la Contraloría, no se pueden desplazar por tierra para hacer la visita técnica, pese a que este tipo de construcciones están amparadas en las excepciones del gobierno nacional, dictados como consecuencia de la pandemia. Bien dijo la dirigente comunal Francia Helena Julio Márquez: “Si nos mata el Covid, nos matará el abandono”
La Gobernación
Por su parte la Gobernación de Antioquia, por medio de su Gerencia de Servicios Públicos, revela que el contrato con el número 4600006123 del cinco de diciembre de 2016, arrancó con el consorcio Aquantiouia N.A, integrado por Arcor Construcciones, Sucursal Colombia y Navarro Rocha SAS, cada una con el 50% del capital accionario y que el tiempo de construcción de la obra se estipuló en siete meses, con acta de inicio del 12 de diciembre del mismo año.
Desde esa época comienza el viacrucis para este proyecto interrumpido en numerosas ocasiones, al tiempo que hoy se ha convertido en un monumento a la pereza oficial y en un castigo para estas 1600 personas que habitan la vereda El Encanto.
La primera interrupción del contrato fue el 21 del mismo mes a pocos días del inicio, porque no tenían el interventor exigido para este fin, el 5 de septiembre de 2017 realizan cesión del contrato, por parte del consorcio Aquantioquia N.A, cedido a Insoan SAS, el 26 de febrero del 2018, de nuevo es interrumpido y se reinicia el 23 de junio del mismo año y se prolonga la fecha de su culminación para el 23 de junio de 2018, pero nuevamente es interrumpido, aduciendo ajustes en los diseños iniciales, por problemas con una servidumbre en los terrenos; se reanuda el 22 de junio y se plantea terminarlo el 14 de julio de 2018.
El cinco de julio de 2019 se vuelven a suspender los trabajos, el contratista alega que no le entregan los diseños que fueron ajustados y el 4 de octubre de 2019 se reinician de nuevo, se hace una adición presupuestal por 382.513.551 millones de pesos y se prorroga el tiempo de finalización para a once meses y diez días.
Posteriormente es suspendido de nuevo alegando falta de recursos para garantizar la interventoría y el contratista pide otra prórroga a once meses y 52 días.
La multa
Ante los incumplimientos atribuidos al contratista, la Gerencia de Servicios Públicos de la Gobernación de Antioquia, inicia el debido proceso para sancionarlo, encuentra que existen dos pólizas de cumplimiento vigentes.
El siete de mayo de 2019, el contratista entrega un informe completo de las actividades desarrolladas y notifica que no tiene mano de obra para terminar el trabajo y el 17 de mayo de 2019, le notifican que inician el proceso de caducidad del contrato y es citado audiencia.
Surtido el debido proceso le es impuesta una multa por 20.547.162, equivalente al 2% de la obra dejada de ejecutar.
Hoy el contrato nada que arranca, los cuadros 1-2 y 3 anexos en este informe, muestran el avance de la obra.
La comunidad
Hoy la junta de acción comunal de la vereda El Encanto, en el corregimiento El Silencio de Carepa, es presidida por la señora Francia Helena Julio Márquez, una mujer menuda, curtida en las necesidades de su comunidad, ha tocado cuanta puerta le dicen que toque, pero que nunca se abren, en busca de una solución al problema.
“Cada rato vienen, toman fotos, hacen preguntas, que ya reinician los trabajos y nada que comienzan, es una burla permanente a nuestras necesidades, en la Gobernación y en el DPS, nos dicen mentiras, se chutan la pelota del uno al otro y hasta los contratistas han quedado debiendo plata en la vereda” dice en medio de la angustia y la impotencia.
Heriberto Martínez, fiscal de la Junta de Acción Comunal en la misma vereda, dice que antes les enviaban de la alcaldía un carrotanque con agua y ahora, justamente en plena pandemia, ni siquiera eso hacen, “dependemos del agua lluvia, no podemos utilizar el agua de los pozos porque los mismos contratistas los contaminaron”
“Desde hace dos meses el alcalde de Carepa, Jonnan Alexis Cerquera vino, nos reunió y nos anunció que en quince días comenzaban los trabajos y todavía los estamos esperando. Hoy tenemos un problema peor al que teníamos antes de comenzar la obra, no es justo que un contrato proyectado a siete meses, lleve más de tres años y hoy esté paralizado” Denuncia este líder comunal azotado por el pesimismo y la desconfianza en quienes los gobiernan. (Vereda El Encanto-corregimiento El Silencio-
Las aguas servidas siguen corriendo por las calles de El Encanto, encanto perdido en el lugar, esfumado con la esperanza de una comunidad burlada y humillada por la ineficacia del gobierno, encanto que aspiran recuperar con el tiempo, pues están seguros del viejo adagio que dice: “No hay mal que dure cien años, ni pueblo que lo resista” Carepa Antioquia- julio del 2020)