Entregan “narco predio” a campesinos
Lo que en el pasado fue emblema del narcotráfico hoy florece como territorio campesino, en oportunidad productiva y en reparación colectiva.
La Agencia Nacional de Tierras (ANT), en articulación con la Sociedad de Activos Especiales (SAE), realizó la recuperación de las fincas El Edén y El Tablazo, terrenos asociados en el pasado al narcotraficante Diego León Montoya Sánchez, alias ‘Don Diego’, antiguo jefe del cartel del Norte del Valle.
En total, 25 hectáreas de las fincas aprehendidas fueron entregadas a la Asociación Campesina de Trabajadores y Productores del Valle del Cauca, con presencia en Tuluá y otros municipios del Valle.
Esta organización agrupa a más de 80 familias campesinas de la región que desde hace tres años trabajan de manera colectiva en la transformación del café y han incursionado en nuevas líneas productivas como café gourmet y especial.
Con esta entrega, cinco de esas familias tulueñas se benefician directamente y proyectan ampliar su producción con cultivos de papaya, cítricos, ají y maíz.
“Hoy inicia una nueva historia para nosotros. Estas tierras, que en el pasado estuvieron atadas a economías ilegales, llegan ahora a nuestras manos después de años de espera y lucha. Somos familias que sufrimos el despojo, y recibirlas significa un verdadero acto de justicia y reparación”, señaló con emoción Lizeth Carolina Moncayo, representante legal de asociación campesina.
“No venimos a legitimar mafias, venimos a recuperar tierras y devolvérselas al campesinado, porque las tierras del Estado deben estar al servicio del pueblo. Este es un paso histórico, no solo para el Valle del Cauca sino para Colombia”, afirmó Carlos Guerrero, abogado de la Dirección de Acceso a Tierras de la ANT.
En diciembre de 2008, la Fiscalía General de la Nación, con apoyo del CTI, ocupó 39 bienes registrados a nombre de testaferros de ‘Don Diego’.
Luego de la extinción de dominio, varios de estos predios quedaron bajo administración de la SAE, que los entregó en arriendo a terceros, quienes desarrollaron cultivos de caña, guayaba y actividades acuícolas.
Con la finalización de dichos contratos en 2024, las tierras regresaron a la disponibilidad del Estado, lo que permitió avanzar en su incorporación a los procesos de Reforma Agraria para el campesinado en el Valle del Cauca.
Lo que en el pasado fue emblema del narcotráfico hoy florece como territorio campesino, en oportunidad productiva y en reparación colectiva. El campo vallecaucano afirma con fuerza: ¡Esta tierra sí es mía!